jueves, 7 de abril de 2011

Diálogo anacrónico y musicalmente disonante

Habla primero un negro de Tennessee, un bluesman que llegó hasta Chicago por la Highway 61 allá por la década de los treinta. Se llamaba John Lee, pero todos lo conocieron por Sonny Boy. Las enamoraba a todas, el muy cabrón, cantándoles llorosas melodías románticas y haciendo sonar su armónica como nadie. Pero se pasaba con el alcohol que, ya se sabe, atrofia a veces los carburadores.


My Little Machine - Johnny Jones & Billy Boy Arnold (Live at the Fickle Pickle, 1963)

Algo anda mal con mi pequeña máquina; sí, algo va mal. Mi viejo carburador ya no puede quemar gasolina tan potente, nena. Así que haré como las águilas: voy a volar hasta la cumbre de la montaña más alta y si allí no te encuentro, cariño, no te digo hasta dónde seguiré. Porque algo va mal con mi pequeña máquina y no sé qué hacer, cariño. No quiero herir tus sentimientos, preciosa, estoy loco por ti, pero algo de mi pequeña máquina no va bien. Cielo, eres muy dulce, por eso me mientes, pero la verdad es que mi viejo carburador ya no puede con una gasolina como la tuya y no sé qué hacer para arreglar mi pequeña máquina.

Contesta, más de sesenta años después, una californiana treintañera que vive en Portland, Oregon y que, probablemente, nada quiere saber de blues. Tiene talento esta chica que toca el bajo, la batería, canta (aunque no en esta su respuesta), pinta … Ojalá que el viejo Sonny (que no lo era, pues lo mataron con la edad que ahora tiene Kathy) la hubiera conocido; seguro que se habrían gustado, aunque ni idea de si le habría molado el indie-punk.


My Little Machine - The Thermals (More Parts per Million, 2003)

¿Qué dices? Para nada. Puedes conectarla a mil revoluciones, puedes hacerla más valiosa que el oro, puedes activar con ella todas mis teclas, quítate de la cabeza esas ideas: sé mi pequeña máquina. Necesito que me marques, que me bloquees con tu pequeña máquina. Puedes programarla para mí porque sin ella no veo más que un mapa en blanco, desconozco el rumbo a seguir. No hay ninguna emergencia, no suena ninguna alarma. Todo está en tu cabeza, así que puedes hacer que funcione de maravilla. Venga cariño, necesito que seas mi pequeña máquina.

PS: No dispongo de My Little Machine cantada por su compositor original, Sonny Boy Williamson, allá por 1940 en Chicago. La versión que presento es del 63, cantada por dos bluesmen veinte años más jóvenes que el autor, de quien recibieron lecciones. La pequeña máquina de The Thermals poco o nada tiene que ver con la original, pero justamente esa heterogeneidad y que la letra, en traducción algo forzada, pueda convertirse en réplica de la primitiva (lástima que no la cante Kathy Foster) son los motivos de este inofensivo divertimento.

5 comentarios:

  1. No me queda más que pensar, dada la rdanza, que hubo huelga de correos. Nunca mejor dicho...

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  2. ¡Qué buen comentario, Zaffe! Es el que me habría gustado hacer yo, si se me hubiera ocurrido. Te lo compro...

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  3. yo tambie´n me apunto. Apretaditos cabemos los tres, eh, zaffe

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  4. Si nos apretamos más, me "ajuntais" a mi también?
    ;) Pasote de afa-comentario

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  5. Estaba cantado! Pero yo llegué primero...
    Cabemos todos

    Besos!

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